Relojes de alta relojería Jaeger-LeCoultre: excelencia relojera
Desde su fundación en 1833, la Maison Jaeger-LeCoultre no ha dejado de trascender los límites de la alta relojería con unas creaciones extraordinariamente precisas. Cada reloj es el ejemplo de un equilibrio perfecto entre innovación y tradición, una prueba de todo el excepcional saber hacer e la Maison. Relojes con grandes complicaciones, diseños estilizados o de diamantes, que son una muestra del ingenio relojero en su máxima expresión.
El arte de las grandes complicaciones
Los relojes de alta relojería Jaeger-LeCoultre se caracterizan por sus sofisticadas complicaciones. Entre ellas se encuentran el tourbillon, diseñado para mejorar la precisión del movimiento mecánico al compensar los efectos de la gravedad, y el calendario perpetuo, capaz de indicar de forma precisa la fecha, ya que tiene en cuenta las distintas duraciones de los meses y los años bisiestos.
Los relojes con fases lunares que reproducen con precisión el ciclo lunar también son un ejemplo de la búsqueda de la perfección de Jaeger-LeCoultre. Al igual que en el caso de los relojes con repetidor de minutos, que permiten escuchar la hora al tocar un botón, su sofisticación mejora la experiencia relojera.
Jaeger-LeCoultre: una historia de excelencia
Fundada en el valle de Joux, cuna de las altas complicaciones, la Manufactura siempre ha basado su saber hacer en la innovación. La Manufactura reúne bajo su techo una amplia gama de oficios técnicos, tecnológicos y creativos para crear relojes de alta relojería verdaderamente únicos. Con más de 1400 calibres desarrollados y 430 patentes registradas, Jaeger-LeCoultre es un actor clave en el mundo de la relojería. Hoy en día, la Maison continúa dando forma al futuro del tiempo, combinando sus conocimientos técnicos con un espíritu visionario.